Test del árbol


 

Para descubrir la psicología del sujeto se le pide que dibuje un árbol. Y ahí es donde empieza el suspenso, pues no hay dos árboles idénticos, ni en la naturaleza, ni sobre el papel.
Empecemos por las raíces. Algunos sujetos omiten pura y simplemente dibujarles. Si se les advierte su olvido, responden que el árbol oculta sus raíces bajo tierra, y que no hay que hacer como esos niños que nunca olvidan dibujar el ombligo en la silueta del monigote que dibujan. Uno puede conformarse con dicha afirmación. Pero también se puede definir la naturaleza de la raíz, elemento telúrico y nocturno, que proporciona al árbol en la oscuridad tanto su alimento como su estabilidad. Gastón Bachelard iba todavía mas lejos, y veía en la raíz una extraña síntesis de la vida y de la muerte, porque, sepultada como un difunto, no deja por ello de proseguir su poderoso y secreto crecimiento.
Y entonces se comprende bien que así como hay hombres-raíces, que privilegian en su designio el nivel subterráneo del árbol, haya también otros que por el contrario se alejan instintivamente de él.
Estos, sin duda, concederán su preferencia al tronco. Este es el elemento vertical del árbol, el que simboliza el impulso, la expansión, la flecha erguida contra el cielo, la columna del templo. El hombre de acción, dotado de una dimensión espiritual, se reconoce en esta parte del árbol, Y hay más. Este tronco no tan solo proporciona el mástil, del navío, sino que es también él quien concede la madera, que es el material de la tabla, de la viga y del tarugo. Su color, sus líneas, sus nudos e incluso su olor hablan poderosamente a la imaginación.
Pero existe toda una categoría de hombres y mujeres que únicamente se reconocen en las horizontales ramas y su follaje, Este es el pulmón del árbol, los miles y miles de alas que aletean como para romper a volar, los mil y mil lenguajes que hablan todas al unísono cuando un soplo de viento pasa a través del árbol Al fin y al cabo, en francés, ramage (rameado) significa a la vez canto y gorjeo de ramos.
Y asi, cada árbol reúne las imágenes de las tres grandes familias humanas: los metafísicos, los hombres de acción y los poetas. Y nos enseña al mismo tiempo que todas ellas son solidarias, pues no puede haber ni ramas ni hojas sin tronco, ni tronco sin raíces.

 

Michel Tournier
El árbol y el camino

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